04 abril 2013
La historia del tiburón
“The Sea is not for you or against you, it’s just very unforgiving of errors”. Joseph Conrad.
Esta cita es cierta de verdad, más aún si vemos la historia de Luke Allen. Había escuchado muchas veces cómo evitar a los tiburones y tenía la lección aprendida: no surfear por la mañana temprano, por la noche o después de fuertes lluvias. Sin embargo, Luke Allen, de Wamberal tuvo que vérselas con un tiburón en el medio de la costa norte de New South Wales. Las condiciones era totalmente contrarias para poder encontrarse a tiburones: agua turquesa, con sol a las 11 de la mañana, visibilidad sin problemas, incluso un grupo de delfines jugueteando alrededor.
Pero le llegó el ataque, silencioso y astuto. Sólo dos minutos de batalla entre la suerte y el destino, cuando el tiburón le atacó por su muslo derecho. Rápidamente encontró la mitad de su muslo enganchado a la boca del tiburón, según cuenta. Al momento pensó que tenía que alejarse lo más rápido posible. Así que le dio un empujón hacia su boca con el impulso de la tabla y con su pierna izquierda se impulsó para escaparse. Según cuenta, la habilidad suya fue mantener la calma justo en ese momento. Aunque también le sirvió haber trabajado antes como bombero, en situaciones de máxima tensión.
Llegó a la costa lo más rápido posible, sin mirar atrás en ningún momento. Ésta es su historia. Todos sabemos que si entramos en el mar, aceptamos sus riesgos. La mayoría de las veces no es nada, pero hay veces nos topamos con algo más que pequeños peces... y muchas veces es cuestión de suerte.
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