04 marzo 2013

Splitboard a fondo, 3 aventuras increíbles

El splitboard no es una moda reciente, pero estos últimos años, cada vez más riders se han aficionado a él.

Tres riders del team Völkl nos cuentan por qué y en qué condiciones pasaron de una tabla tradicional a una split. Aline Bock, Martin Seiler y Ueli Kestenholz coinciden en lo mismo: el split te permite ahorrar energía subiendo y sin duda ¡no está pensado exclusivamente para deportistas de fondo de pelo blanco y fanáticos del esquí de travesía!

- Misión de Splitboard en Japan - Martin “Seili” Seiler
“Nunca olvidaré nuestro viaje de splitboard a Japón: Según ascendíamos hacia el cráter del volcán en Asahidake, nos vimos rodeados de fumarolas y un fuerte olor a azufre. Cuando te encuentras delante de un cráter en plena ebullición, sintiendo el fuerte calor de los gases que desprende, así como los rugidos del interior del planeta, te das cuenta de lo pequeño que eres en comparación con el poder de la Naturaleza", relata.


- Splitboard con luna llena - Ueli Kestenholz
El splitboard es sinónimo de libertad: libertad para ir allá donde quieres ir, libertad para prescindir de las estaciones de esquí y sus horarios. Una fría noche de luna llena en la que hicieron una travesía en el precioso valle de Rosenlaui. Sin las luces de la civilización, no se oía nada excepto el silencioso deslizar de las pieles sobre los cristales de nieve.

Alcanzaron los -20ºC, pero hasta disfrutaban de esa sensación. "Al llegar a lo alto de la cubre de Große Scheidegg sentí como si hubiéramos emergido de pronto de un universo olvidado, al mirar hacia el otro lado y ver las luces de Grindelwald y su estación. Después de un té calentito, montamos las tablas y descendimos por el lado oscuro".


- Travesía por el glaciar de Kaunertal - Aline Bock
“Hacía un sol espléndido pero una mañana fría, cuando nos encontramos todos en el aparcamiento del glaciar de Kaunertal, a 2750 m sobre el nivel del mar. Desde lo alto de la estación, tuvimos que atravesar algunos pasos y caminar un poco con la tabla a cuestas. A 3200 m de altitud, llegamos a un brazo del glaciar, donde disfrutamos de un paisaje sorprendente con las cumbres que rodean al glaciar. Después de un breve descenso, cambiamos nuestras Cashew splitboards al modo de subida y colocamos las pieles.

Una vez en la cumbre de Weißseespitze, a 3518 m, había llegado el momento de un buen descanso. Ascender a esa altitud es bastante agotador, pero el impresionante panorama fue una buena recompensa por nuestro esfuerzo. La travesía por el glaciar de Kaunertal fue una gran experiencia más en medio de la Naturaleza ¡algo que sólo es posible con un splitboard!


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